Bush pide celeridad para ratificación del TLC con Perú, Panamá y Colombia

En la imagen, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush.

estadounidense, George W. Bush, instó al Congreso de su país que dé celeridad a la ratificación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Perú, Panamá y Colombia.Consideró que la ratificación de los acuerdos comerciales con los países latinoamericanos es beneficiosa tanto para trabajadores y hombres de negocios en Estados Unidos como para aquellos que necesitan salir de la pobreza en naciones de la región.En otro intento de la Casa Blanca por convencer al Congreso para que ratifique los tratados, cuya aprobación ya había sido pedida esta semana por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, Bush subrayó los beneficios de los acuerdos anteriores suscritos por Estados Unidos con Chile y Centroamérica.Tomados en conjunto, estos acuerdos con Perú, Panamá y Colombia darán acceso a Estados Unidos a un nuevo mercado con 75 millones de consumidores, con un Producto Bruto Interno (PBI) combinado de 245 mil millones de dólares, indicó."Los miembros de Congreso deberían tener confianza en la capacidad de Estados Unidos de competir en el mundo", manifestó.En un encuentro con empresarios, hombres de negocios y partidarios del Partido Republicano en Miami (Florida), Bush se quejó de la retórica de los legisladores ante los TLC, y de una tendencia hacia el mayor proteccionismo en el Congreso y en el país en general que considera a los acuerdos comerciales como nocivos para los trabajadores estadounidenses.Sondeos recientes reflejan que entre los estadounidenses las preferencias por la liberalización comercial va en declive, y la bancada demócrata, mayoritaria en el Congreso, ha cargado contra los TLC como responsables en parte del déficit comercial estadounidense y de la pérdida de empleos en sectores de manufacturas.La secretaria de Estado, Condoleezza Rice, dijo el martes que un rechazo del Congreso a los TLC con países latinoamericanos sería una retirada de Estados Unidos de su responsabilidad y liderazgo, así como una renuncia a su influencia en las Américas.En su ofensiva la Casa Blanca ha advertido que el presidente venezolano, Hugo Chávez, ganaría si el Congreso no aprueba los TLC con Perú, Panamá y "especialmente Colombia". (Con información de Andina)
Fuente: La Republica

Los pretextos no faltan: el choque de civilizaciones, la lucha antiterrorista, el «eje del mal»...

EL SEÑOR DE LA GUERRA

2 de octubre de 2007
Albert Einstein al llenar un formato de inmigración, se topó con el casillero «RAZA»; haciendo gala de su ingenio contestó: “HUMANA”.

Los constantes episodios protagonizados por ciertos ejemplares bípedos que se creen humanos, alcanzan niveles de macabro surrealismo que avergüenzan hasta los tuétanos. Sin embargo, la cotidianidad ha limado las espinas que roían la conciencia, y hasta la prensa los relega a «cortos» de la crónica roja.


Vivimos ahogados en nuestras inmediateces o alienados por banalidades mundanas que nos mantienen en la más cómoda de las indolencias. Pero al virar cualquier esquina nos espera la bofetada de hechos y episodios que nos despierta a realidades superiores a nuestra mediocre intrascendencia.
Pasan desapercibidos noticias y reportajes espantosos sobre lo que esta santa y jamás bien ponderada civilización occidental judeo-cristiana, por siglos ha cometido contra todo un continente, con una dedicación sádica en la que se ha empozado el odio de dios contra su pobre gente.
No está lejana la masacre de un millón de tutsis en Rwanda ante la mirada impasible e hipócrita de la ONU, ni la reciente en Darfur con medio millón de víctimas, sin olvidar las de Monrovia, Sierra Leona, Mozambique, Nigeria, Somalia o …, es difícil excluir algún país del mapa atormentado de África.
Ahora la mira apunta al Medio Oriente. Los pretextos no faltan: el choque de civilizaciones, la lucha antiterrorista, el «eje del mal», tienen ninguna o relativa validez, pero atrás está el aliciente irresistible para los buitres dueños de todo.
Son los malditos negocios del petróleo y de las armas, padre y madre de esta pandemia, cuyas fabulosas utilidades están en proporción directa de las decenas de millones de cadáveres que se acumulan como lastre desechable en los pasivos empresariales.
Con singular crudeza, la película «Lord of war» (Nicolas Cage) pinta el cinismo y el imbatible poder que mueve la producción y tráfico de armas. Al final, la impunidad impera, porque los «ilegales» son apenas un apéndice de lo que se considera oficial.
Mr. Bush da el nombre al film, aunque sólo se lo menciona al final.
La impavidez convalida el estigma que sentenció Gallegos Lara: “No podemos ser dichosos sin ser canallas”, rescatada en el poema «La paz» de Euler Granda.

Altercom

Agencia de Prensa de Ecuador. Comunicación para la Libertad.Juan Carcelén Ingeniero ecuatoriano y articulista de opinión, especialista en temas ambientales.